El Tenis para Jugar en la Infancia y en la Adolescencia

EL TENIS PARA JUGAR EN LA INFANCIA Y EN LA ADOLESCENCIA

EL TENIS PARA JUGAR EN LA INFANCIA

Cuando un niño se inscribe en la escuela de tenis de un club, una nueva vivencia comienza para él, en la cual tendrá la posibilidad de ir descubriéndose a sí mismo, y ver de cuánto es capaz.
Las primeras clases de tenis pueden ser determinantes. Si le gustan, el resto dependerá de su entorno (su profesor, sus padres, sus compañeros de grupo, etc.) para que vaya con ganas a jugar al tenis y cobre entusiasmo.
Si todo sale bien y la decisión es de continuar, el tenis le servirá para desarrollar su parte motriz, coordinando su cuerpo, la raqueta y la pelota.
También estimulará su concentración, ya que tendrá que prestar atención a las indicaciones del profesor, a la pelota, mientras juega con sus compañeros de grupo.
Y por último, como aprenderá a jugar jugando con otros niños, el tenis le ayudará socialmente para compartir con los demás e integrarse. Más allá de que el tenis es, en su mayor parte, un deporte individual, es recomendable que el niño aprenda en grupo. ¿Por qué? Porque además del aspecto social, tan vital por cierto, el grupo le dará la posibilidad de medirse con sus pares.
Es una edad maravillosa, dónde la diversión tiene la prioridad. Es importante que los adultos comprendamos este concepto, para no enturbiar la alegría que surge espontáneamente del corazón infantil. Esa alegría no conoce la palabra “presión”, esa alegría se identifica con el placer de jugar al tenis. Este es un punto crucial para que el niño de hoy pueda ser el feliz jugador de mañana.

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EL NIÑO DE HOY PUEDE SER EL JUGADOR DE TENIS DE MAÑANA

Aprender correctamente la técnica es fundamental para que el infante cuente con una base sólida, la cual le permitirá evolucionar como jugador de tenis en un futuro. Con una buena técnica bien incorporada y asimilada, podrá concentrarse más y mejor en aprender a competir, cuando dicho momento se haga propicio.
Pero la etapa formativa no se limita exclusivamente a la parte técnica. El niño necesita formarse como persona, necesita una base psicológica, la que le ayudará a encarar el tenis competitivo con más seguridad, fijándose objetivos claros y sabiendo hacia dónde quiere dirigirse.
Para llegar a ser un buen jugador de tenis el niño precisa cultivar:
1) La buena conducta, dentro y fuera de la cancha. Ella tiene que ver con el respeto al profesor, padres, compañeros de grupo o equipo. Para creerse más de lo que uno es no hace falta ganar muchos partidos de tenis, y dicha actitud puede echarlo todo a perder. Si el niño no escucha a los que saben, si no tiene un dejo de modestia para con los demás, está simplemente cerrando las ventanas de su mente y le será más difícil progresar.
2) La voluntad para aprender. Por más que su entorno sea el mejor del mundo, él y solamente él podrá intentarlo y lograrlo. El y solamente él podrá querer, hacer el esfuerzo y utilizar su inteligencia con lucidez. Además, y esto incumbe en gran parte a la responsabilidad de los adultos, deberá comprender que las excusas en el tenis son para los perdedores.
3) La disciplina para progresar cada día, ya que con la suma de cada uno de esos días se irá armando el rompecabezas. Ser metódico y ordenado, sin llegar a ser meticuloso y obsesivo.
4) La determinación para desarrollar un estilo de juego, el cual será único y mostrará la propia identidad. Dicha identidad irá edificando la confianza en sí mismo, tan vital a la hora de ganar partidos. Lo importante es que el niño reciba un mensaje sencillo, carente de contradicciones.
5) La paciencia. Nada se logra en un abrir y cerrar de ojos. No se aprende a jugar al tenis en una semana, y mucho menos a competir. Llegar a saber qué se espera, y para qué se lo espera, ayudará a ejercitar esta virtud tan codiciada por muchos, pero que solo unos pocos logran poseer.
Trabajar para que el niño llegue algún día a responderse esas dos preguntas, es esencial para que se convierta en un jugador de tenis sereno y seguro de sí mismo.
6) La diversión. El arduo trabajo necesita ser acompañado de una cuota de diversión, tanto adentro como afuera de la cancha. Esto atenúa el cansancio mental, y también evita la saturación. El placer de pegarle a la pelota, de jugar un partido, de participar en un torneo. El placer de jugar al tenis, antes que aquel de ganar. El placer de formar parte, el placer de ser un jugador de tenis.

EL TENIS PARA JUGAR EN LA ADOLESCENCIA

Algunos adolescentes se abocan de lleno al estudio, alegando falta de tiempo para jugar al tenis. Otros simplemente le dan la espalda al tenis porque tienen hobbies o predilecciones diferentes. Están aquellos que se van al extremo de abandonarlo todo para dedicarse de lleno a la competición, soñando con ser profesionales de tenis y ganar algún día mucha fama y dinero. Y también existen los que van en busca de un sano equilibrio entre ambos.
Dicho equilibrio puede ser muy enriquecedor, tanto física como psicológicamente, además de contener al adolescente en un ambiente más saludable. Más allá de que se compita o no, crecer jugando al tenis completa el desarrollo personal de manera sorprendente.
Basta una buena práctica de tenis, para que la mente se libere del peso agobiante causado por las largas horas de estudio. Esto es muy importante para conservar la motivación, indispensable para no frecuentar ambientes perniciosos.
El tenis bien encarado abre el abanico de la propia evolución. El hecho de estar en una cancha para superarse, puede también ser beneficioso a la hora de estudiar. Después de todo, el espíritu de lucha es necesario para cualquier tipo de actividad. ¿Y qué mejor que desarrollarlo practicando el deporte favorito?

Coach Guillermo Minutella

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